Aqui podemos ver viejas estampas de la vida mamoleña.
En la primera vemos a Cándida cuidar de la famosa (y casi en extinción) vaca sayaguesa.
En la segunda, la señora del sombrero, experimenta la inigualable sensación del viento en el rostro, y la vertiginosa velocidad del trillo tirado por una pareja de vacas sayaguesas.
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