miércoles, noviembre 26, 2008

Cuando llegas a Mámoles...

Es una sensación especial, la del coche girando en el cruce de Fariza, el paso por la caseta donde se bifurca el camino, hacia la ermita o hacia el pueblo, el paso por la Ferradosa, una pequeña bajada y la última cuesta, a partir de ese momento el corazón comienza a latir con una frecuencia sólo habitual en los grandes momentos. La curva de La Era y la visión de la casa de Ángel, en el punto más alto, ahí comienza el camino blanco, un camino en el que ya respiras ese aire nuevo, ese aire que te promete vacaciones en un pueblo al que siempre vuelves, del que en el fondo...nunca te vas..."Mámoles".

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